INTRODUCCIÓN
Desde hace algunas décadas la preocupación de la comunidad internacional se hace cada día mayor, debido a los acontecimientos desastrosos que en el mundo ocurren, ocupando un espacio cada vez mayor en las actividades de la ONU y sus agencias, atentando contra el equilibrio económico, social y biológico provocado por agresiones de agentes etiológicos, los que dan al traste con enfermedades, representando una potente amenaza para cualquier país; esto trae consigo que se ponga en juego cada día los recursos en el intento de resolver los exigentes problemas de sus respectivas economías.
Sin embargo, la epidemiología de los desastres, la ciencia sistemática sobre lo que ocurre en ellos, demuestra que estos pueden evitarse en gran medida y que existen muchas maneras de reducir su impacto y mitigar los efectos de una posible amenaza.
De acuerdo con la Directiva número 1 del 2005 del Vicepresidente del Consejo Nacional de Defensa del País el que orientó la realización de estudios de peligros, vulnerabilidad y riesgos de desastres, así como el impacto ambiental de las situaciones de desastre, con el empleo del potencial científico del país, iniciamos un trabajo con el objetivo de determinar las principales vulnerabilidades que elevan el riesgo en la población del municipio de Guisa ante enfermedades transmisibles por el perro y el gato
MATERIAL Y MÉTODOS
Como parte del proceso de realización del trabajo se realizaron visitas a, 79 viviendas con el propósito de detectar los aspectos vulnerables que aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades.
A cada vivienda se le realizó una encuesta anónima que recoge la información que permite identificar los factores que pueden favorecer la aparición de enfermedades zoonóticas. (Tabla 2)
Se obtuvieron datos de la densidad poblacional en los registros del Poder popular municipal y la Dirección municipal de planificación física.
Para conocer la población de perros y gatos en los consejos populares, cuadrantes y sub cuadrantes se tomó la información del SIVE en el IMV municipal
Se analizaron además las características y formas de crianza de estos animales, así como las deficiencias en el cumplimiento de las medidas de bioprotección, entre otros elementos que puedan aportar mayor información acerca de la posible situación de riesgo de presentación de una determinada enfermedad zoonótica en el territorio.
El trabajo se complementa con el mapa del municipio, que muestra los subcuadrantes que actualmente poseen registros de perros y gatos.
Los mapas se realizaron con el Sistema de Información Geográfico (SIG) Mapinfo 6.5.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN:
En la tabla No 1 se puede apreciar como se comporta la densidad de caninos, felinos y de la población humana en los principales consejos populares del municipio. Aunque la relación de estos animales con los humanos a nivel municipal es aparentemente baja, existen consejos populares que a pesar de su poca cantidad de habitantes poseen una carga intensa de estos animales.
Esto se corresponde fundamentalmente con las áreas rurales (Mapa 1 y 2), lo que incrementa el riesgo en la población, ya que en estos lugares la vulnerabilidad es mayor, favoreciendo la presentación de algunas enfermedades como la Rabia y Leptospirosis, que tienen la fuente de peligro distribuidos en los reservorios naturales que habitan en estos territorios. (Morley, 2002 y Oliver, 2003). Esto significa que la adaptación del nivel de seguridad no puede exigir el riesgo cero debido a que en la práctica cualquier actividad o proceso involucra algún grado de riesgo, coincidiendo con Mac Diarmid (1993) y Maskrey (1993).
Además muchos son los factores que pueden influir en el desencadenamiento de un desastre teniendo en cuenta que el elemento que mayor influencia tiene sobre el riesgo es la vulnerabilidad, puesto que son las deficiencias que permiten que un agente penetre en un determinado territorio.
Aunque el centro provincial de higiene y epidemiología reporta que en este municipio no ha existido ningún caso de zoonosis por perros y gatos. Nosotros por medio de las encuestas realizadas encontramos que en cada núcleo familiar aparecen muchas deficiencias culturales y educativas que se traducen en vulnerabilidades para esta sociedad. Además coincidimos con la interpretación de Percedo y col (1995), en cuanto a que la mayoría de las familias constituyen áreas de riesgo para una determinada enfermedad en este caso el perro y el gato pueden ser portadores y transmisores de un gran número de enfermedades como la rabia, leptospirosis, toxoplasmosis, toxocariasis, enfermedad por rasguño de gato, dipilidiasis, hidatidosis, leismaniosis, enfermedad de Lyme, sarna, erupción serpiginosa, cenurosis, esparganosis, rickettsiosis, anquilostomiasis y otras, que constituyen amenazas para las personas que utilizan a estos animales como mascotas u otros fines destacando además que aunque algunas de ellas no están presente en nuestro país si se encuentran distribuidas en diferentes países del continente americano , las cuales pueden tener un comportamiento epidemiológico diferente al tradicional como es el caso de la leismaniosis. (Suárez, 2003; Percedo, 2004).
Por lo que a nuestro juicio es necesario mantener la observación sobre todo lo que constituya riesgo por muy pequeño que parezca, pues el resultado de la aparición de una enfermedad zoonótica seria el mismo si se produce por la violación de un elemento que tenía un pequeño porcentaje de ocurrir, con relación a cualquier otro de mayor probabilidad.
En la tabla No 2 podemos observar un gran número de dificultades que representan violaciones y atentan contra la protección de la población en lo que coincidimos con el Minagri (2001).
Entre esas dificultades se notifican la gran cantidad de perros y gatos que conviven con las personas, tradición que de cierto modo constituye una vulnerabilidad tanto educativa como cultural, lo que implica un alto riesgo coincidiendo con Kouba (1987); Acha y Szyfres (2003) en cuanto a que el reino animalposee un reservorio inmenso de agentes etiológicos de enfermedades humanas, donde casi el 80% de la infecciones, (Incluso parásitos humanos tienen relación con los procesos epizoóticos en las poblaciones animales. Esta convivencia de perros y gatos con los humanos en el territorio representa el 59.5%, lo que incrementa el riesgo epidemiológico según Martín y Vidal (1998), ya que se pueden padecer enfermedades que se transmiten fundamentalmente por contacto directo como es el caso de la , la enfermedad por rasguño de gato, y otras estudiadas por Acha y Szyfres (2003). Según datos de Bennenson (1992) estos procesos ocurren generalmente cuando el hombre vive conjuntamente con los animales, bajo el mismo techo, el mismo local, donde las posibilidades de contacto son mayores, lo que incrementa el riesgo de contraer algunas de las enfermedades mencionadas a causa de estos dos tipos de vulnerabilidad.
Acha y Szyfres (2003) y el CITMA, (2000) en sus estudios comprobaron que alrededor del 90% de los pacientes que contienen la enfermedad por rasguño de gato, tienen antecedentes de rasguño, mordedura, lameduras u otra exposición a un gato sano, como es una enfermedad de fácil transmisión y de presentación frecuente como lo plantean Heromany Mc Curley (1982), en el municipio existe la posibilidad de padecerla pues no existe la cultura para el corte de las uñas de estos animales, lo que constituye una vulnerabilidad cultural. Esta tal vez no sea una enfermedad grave pero puede afectar fundamentalmente a los niños y de ahí desencadenar otros procesos.
El hecho de que en el 57% de los hogares, las personas del municipio tienen contacto a las haces, orina y otros desechos sin poseer los medios y recursos necesarios, pueden descubrirse varios tipos de vulnerabilidad destacando entre ellas la, educativa y la cultural, teniendo en cuenta que estos desechos pueden contener la fuente de contagio, (Freyre y col, 1993; Espetia y col, 1997), poniendo en riesgo a la población humana de contraer enfermedades como la toxoplasmosis, donde el mayor peligro es para la mujer embarazada según Moore (1993); Tarradas y col (2000).
Cuando analizamos los modos de crianzas de estos animales (perros y gatos) por los familiares, encontramos algunas brechas como la tenencia de perros fuera de sus predios y que en un 87.3% de las casas los perros y gatos andan sueltos por las inmediaciones de las viviendas, lo que puede calificarse como una vulnerabilidad educativa y cultural factores que favorecen la aparición de la rabia y leptospirosis. (Szyfres y col, 1982; Escobar, 1989).
Estas enfermedades representan amenazas para la salud pública en el ámbito local. Su transmisión y dispersión pueden estar asociadas a procesos vulnerables como la abundancia de vectores y reservorios, con los cambios climatológicos y los desastres naturales así como con las migraciones humanas y animales. (Ramos, 2001).
Nuestro municipio también está amenazado por otras enfermedades como la dipilidiasis que van a estar presentes en todos los lugares que hayan perros y pulgas como lo refleja Acha (2003). Esta enfermedad Barriga (1997) la consideró como problemática ya que los animales enfermos raramente producen manifestaciones clínicas lo que hace más vulnerable a los infantes y lactantes del territorio (40%) por los pocos conocimientos que estos poseen y su alta susceptibilidad. Una de las brechas detectadas en este proceso lo constituye la no desparasitación de los caninos, constituyendo esto vulnerabilidades de tipo educativa y cultural, fundamentalmente.
La lucha contra los ectoparásitos de los perros y gatos es una medida para disminuir el índice de riesgo de algunas enfermedades como la dipilidiasis y otras que son transmisibles al hombre refirió Belmar (1993). Sin embargo es necesario destacar que en Guisa sólo en el 24.1% de las viviendas se realiza esta labor lo que da muestra de vulnerabilidades educativas y culturales favoreciendo la aparición de otras infecciones transmisibles por garrapatas como la enfermedad de Lyme y la Rickettsiosis (Hamilton, 1996; Tarradas y col, 2000). En ambas la fuente de riesgo lo constituyen las garrapatas, las que transmiten la infección al hombre por medio de la picadura (Green, 1981).
Otros parásitos como los nematodos, entre ellos el Toxocara (canis y cati) son fuente de enfermedades, en este caso de la toxocariasis como lo ha dado a conocer Bennenson (1985). Si tenemos en cuenta los datos que arrojan nuestras encuestas podemos ver que el 39.2% de los niños del territorio poseen hábitos de llevarse a la boca alimentos que caen al suelo violando las normas elementales de higiene, lo que constituye una fuente de exposición por la posibilidad de adquirir los huevos infectados de Toxocara procedentes de un suelo contaminado como establece Bennenson (1992).
Este riesgo puede disminuir con programas educativos que contribuyan a disminuir esta vulnerabilidad educativa, presente en este caso.
Podemos afirmar entonces que en el territorio existen las condiciones para que la población humana en un momento determinado padezca diversas enfermedades transmitidas por estas especies, pues existen vulnerabilidades culturales y educativas en la región de Guisa por desconocer diferentes procesos morbosos, planteamiento que coincide con
Bennenson (1985). Si tenemos en cuenta los resultados de nuestras encuestas donde el 91% de las personas encuestadas no tienen conocimientos de las posibles enfermedades que pueden adquirir por la tenencia de perros y gatos en las viviendas.
